
Fondos, egos y amenazas: la interna del vóley salteño que pone en jaque a los deportistas
La disputa pública entre la Agencia Provincial Salta Deportes, presidida por Sergio Chibán, y la Asociación Salteña de Vóley, encabezada por Débora Sánchez, dejó al descubierto una pelea de poder que poco tiene que ver con el desarrollo del deporte, y mucho con la disputa por fondos y protagonismo.
En el centro de la escena está un subsidio estatal por $90 millones, aprobado en su totalidad por el exministro Mario Peña en los últimos días de su gestión, a fines de 2024. Fue él quien definió el monto completo y también autorizó el pago de una parte antes de dejar su cargo.
Ya en enero de 2025, con la Agencia Salta Deportes aún sin operar formalmente, el Ministerio de Turismo y Deportes autorizó el pago del remanente del subsidio —solo una parte— a pedido de la Secretaría de Deportes provincial, para no poner en riesgo la participación de Salta Vóley en la Liga Nacional. La operación fue excepcional, administrativa y con la documentación respaldatoria correspondiente.
Sin embargo, lo que debió ser un aporte para potenciar la disciplina terminó siendo el combustible de una interna feroz. La Asociación Salteña de Vóley, bajo un manejo amateur y sin visión institucional, respondió al conflicto con una estrategia confrontativa, centrada más en el control del presupuesto que en el fortalecimiento del vóley salteño.
Por su parte, Sergio Chibán recurrió a exabruptos y amenazas públicas, contribuyendo al deterioro del clima deportivo y exponiendo una vez más la falta de liderazgo serio en el ámbito institucional.
En medio de este caos, la figura de Marcos Milinkovic, referente histórico del vóley argentino, se ve arrastrada por una conducción desordenada y carente de rumbo, que pone en juego incluso su prestigio profesional.
Mientras dirigentes discuten públicamente quién controla los fondos, los clubes del interior siguen desatendidos, los entrenadores sin recursos, y cientos de jóvenes ven cómo sus posibilidades deportivas se desvanecen frente a una disputa donde el deporte quedó completamente relegado.
Si no se recupera la institucionalidad, la planificación y el compromiso real con el desarrollo de base, el vóley en Salta seguirá perdiendo nivel, oportunidades y respeto.